Romeo vuelve al club de sus amores

"La mejor compra que pudimos hacer", se repite una y otra vez en los foros de las páginas de Internet dedicadas a San Lorenzo el último campeon del futbol argentino.

Claro está, no se habla ni de Gastón Aguirre, ni de Juan Manuel Torres, como así tampoco de los hermanos Emiliano y Michael Díaz. La referencia, común en el mundo azulgrana, tiene que ver con Bernardo Daniel Romeo, quien, como protagonista de una novela, volverá a ponerse la camiseta del Ciclón, con la que vivió un idilio inolvidable. Luego de rescindir su contrato con el Osasuna, el delantero, de 29 años, señaló en Pamplona: "Vuelvo al club que dejé hace seis años, al que conozco mucho y en el que tengo amigos. Y, por supuesto, en la Argentina está mi familia".Mientras el plantel de San Lorenzo se entrenará hoy por primera vez en Buenos Aires tras la gira por México, Berni recién sería presentado mañana. ¿Si su tardía llegada implica una complicación? Seguramente desde lo futbolístico es una traba, pero físicamente no puede quejarse, porque llevó a cabo la pretemporada con Osasuna. Incluso, hasta practicó hasta el último día con el plantel, porque "quería estar con el grupo". Ese, justamente, fue el punto que lo inclinó a regresar a la Argentina, a un equipo conocido, en el que es ídolo. En referencia al juego en sí, Romeo iba a tener que luchar en España por un lugar en una formación que había adquirido a dos delanteros, Walter Pandiani y Javier Portillo, por lo que "tenía que buscar una salida. En algunos momentos las cosas sí me han salido, pero en otros no, pasar otro año como el pasado iba a ser muy duro; sólo mi señora sabe lo que he pasado, siempre de puertas adentro. Por eso tomé la decisión".

Y claro: en la última temporada jugó tan sólo 14 partidos y señaló dos goles. ¡Y marcó el último hace cinco meses! Poco para un futbolista top. Entonces, los dos grandes afectos de Berni palpitan su vuelta a las canchas argentinas. Esa red a la que mimó 77 veces, embanderado con la azulgrana que lo ama.

Son amores que no se pueden olvidar.